lunes, agosto 29, 2005

 

AINES ANDALUCIA


LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA :
UNA REALIDAD SOCIAL MAL ENTENDIDA
La inmigración en España además de ser un hecho novedoso para sus habitantes, aun cuando 40 años atrás fueron emigrantes, no logran asimilar los efectos de la globalización y modernización del transporte, las comunicaciones y el mercado de trabajo generado por el actual orden económico que nos han impuesto en el planeta.

Les resulta incomprensible que la mano de obra, la fuerza de trabajo de personas fluya como el agua a través del mundo conforme a la oferta y la demanda de empleo, muchas veces precario y mal remunerado, pero que sigue siendo atractivo por la diferencia del cambio entre las monedas de lo que se ha dado en llamar los países del norte y los del sur, los países “pobres” y los países “ricos”.

Para la sociedad española en general, no ha sido posible comprender el fondo, las causas reales del fenómeno migratorio, cuyo máximo crecimiento se ha producido justo entre los años 1999 y 2004, cuando España experimenta uno de sus mayores índices de crecimiento, aparejados con la afluencia de grandes masas de trabajadores que apalancaron el crecimiento de sectores como la construcción, la agricultura y el turismo.

Pero los trabajadores inmigrantes además de incomprendidos por la sociedad española, experimentan una fuerte resistencia a su integración, lo que no ha sido desaprovechado por la clase política y empresarial. Los políticos haciendo de las leyes, instrumentos lesivos y discriminatorios contra la inmigración, banderas electorales para ganar posiciones, y los empleadores, apoyados en la inequidad, ambigüedad y dureza de la misma legislación, un terreno propicio para la explotación y trato indigno de estos colectivos, cada vez mas inermes y vulnerables ante el abuso.

De los trabajadores inmigrantes se han nutrido los informativos de los grandes medios de comunicación, el discurso de los políticos, los proyectos de investigación y cooperación de universidades y ONG´s, los ingresos de la seguridad social y por supuesto, los empleadores.

Los inmigrantes carecen de derechos civiles, no pueden elegir a los alcaldes de aquellos municipios donde durante años han estado aportando impuestos y contribuyendo en su desarrollo. Son los últimos en materia de inversión social, no existe para ellos más que su condición de vendedores de su propia mano de obra, de la cual se puedan servir. No hay como alcanzar, bajo los actuales parámetros, un posicionamiento de los trabajadores inmigrantes en igualdad de derechos y oportunidades que los locales o comunitarios.

Son cientos de hechos de injusticia los que ocurren anualmente en España y que afectan a los inmigrantes sin que haya una respuesta en su defensa. Es una lucha sin igualdad de condiciones.
Es esta quizás, producto de la lógica del mercado ?.

Esperamos con este mensaje dar un paso hacia la comprensión del fenómeno, su socialización y en consecuencia, la integración y defensa de los inmigrantes establecidos en España, para que la justicia y los derechos civiles de sus comunidades sean reconocidos y respetados algún día.

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